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¡Qué viene el frío! Cuidados de las prendas de invierno


El cambio de estación lleva aparejado el cambio de armario. Esto es algo que tenemos tan grabado en la cabeza que es posible que a veces se nos haga cuesta arriba que en abril comiencen a salir los primeros rayos de sol con calorcito o que en octubre las gotas de la lluvia digan adiós al adorado verano.


Sacar la ropa para una nueva estación debería llevar también asociada la palabra ‘lavar’, pues conviene dar un agua a las prendas que han estado guardadas varios meses para que cuando vayamos a echar mano de ellas y comencemos a usarlas, lo hagamos con ellas libres de bacterias y polvo. Además, siempre beneficiará esto para su correcto mantenimiento.


Pero…, ¿necesitan el mismo cuidado las prendas de verano que las que usamos en el invierno?


Por lo general, la ropa de invierno, además de las mantas, edredones y demás piezas textiles que usamos cuando comienza el frío, se manipula peor: por su tamaño, por su peso y por sus tejidos. No sólo estamos hablando de lanas (y todas sus variantes como la alpaca o el astracán…), sino que también nos referimos a la franela, a los tejidos polares, a las prendas de poliéster y sintéticos, a los impermeables y, cómo no, al algodón, el rey de los tejidos naturales.

Como para cualquier tipo de prenda, cuando queramos lavarlas siempre será conveniente atender a las indicaciones del fabricante, que se pueden encontrar en la etiqueta de la prenda, donde podremos ver si es recomendable hacerlo a 30 grados, a 40 grados, si se puede planchar o no o, si por el contrario, es preferible no meterlas en la lavadora.


Las prendas de invierno deberían lavarse una vez se sacan del lugar en el que han estado guardadas mientras ha hecho calor. En algunos casos como lanas muy finas (mohair, alpaca o vicuñas) o prendas más delicadas, será necesario también mantenerlas en remojo con agua y jabón, simplemente para quitarles el olor a ‘cerrado’ que pudieran tener al haber estado guardadas. En estos casos, recomendamos no exprimir ni restregar estos tipos de prendas, porque para ellas el simple remojo será suficiente para estar perfectas para el invierno.

Si, por el contrario, lo que queremos lavar son mantas o jerseys de lanas más gruesas el consejo será que las laves y que al sacarlas de la lavadora no las cuelgues ni las exprimas o centrifugues demasiado, ya que esto podría hacer que se deformaran o que se dieran de sí. Lo mejor en estos casos es que estas prendas sean estiradas en superficies planas y así se dejen secar.


Otras prendas como las bufandas o las bragas para el cuello recomendamos que se laven cada poco y que, además, sus lavados sean frecuentes a lo largo de la época de frío, pues por lo general tienen un contacto muy cercano con nuestra piel y boca y por lo tanto están más expuestas a microorganismos que deberemos eliminar con un simple lavado.


¿Y qué pasa con los chaquetones y los plumíferos?


Chaquetones y plumíferos (al igual que otros textiles de gran tamaño como los edredones nórdicos y edredones de plumas) también se pueden lavar. Eso sí, recomendamos que se haga junto a pelotas del tamaño de las que se emplean para jugar al tenis o se usen para su lavado un tipo de bolas especiales de lavado, de modo que al contacto con la prenda y ya dentro del tambor de la lavadora, su movimiento haga que las plumas o lo materiales que tienen en su interior, no se apelmace al contacto con el agua.



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